9 Qué empiece el espectáculo

Qué mejor para empezar este capítulo que un crimen pasional cometido en un teatro. ¡Arriba el telón!

(90) LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA 18-11-1909 pag. 4
DRAMA DE CELOS
Crimen en un teatro
PARIS. Un telegrama de Bruselas da cuenta de un drama desenlazado con sangrienta solución en el Teatro de la Scala.
El drama no ha sido en el escenario sino en el vestíbulo.
Cuando el público estaba más atento que nunca al trabajo de los actores en la escena y más interesado por la fábula que en las tablas se representaba, sonaron de pronto dos detonaciones. 
El primer momento fue de estupor, porque todos se dieron cuenta de que algo había sucedido que no tenía relación con la obra que los actores interpretaban.
Los espectadores más próximos a la puerta ganaron rápidamente la salida y no tardaron en aumentar la emoción general con sus voces pidiendo auxilio.
Todo el público se puso en pie, y fue en vano que un actor se adelantara a las candilejas haciendo signos tranquilizadores.
La representación tuvo que ser suspendida y el telón bajó.
A los dos minutos el vestíbulo estaba atestado de gente y el patio de butacas vacio.
En el bar del teatro, en comunicación con el vestíbulo, se había producido un tragedia.
Una mujer yacía en tierra, con sus ropas empapadas en sangre.
Otra mujer, de unos cuarenta años, con vestigios de una poderosa belleza, había sido detenida por los agentes de la Policia y lloraba con sollozos convulsivos, presa de una violenta crisis nerviosa.
La víctima era la encargada del bar y la detenida acababa de dispararla dos pistoletazos.
Desde el primer momento súpose la verdad: se trataba de un crimen pasional.
Laura Vandamne, la encargada del puesto, era una lindísima jove de veintitres años, maestra en el arte de la coquetería, y que tenía constantemente numerosos adoradores, a los cuales alimentaba con esperanzas que no solían convertirse en  realidades.
Uno de los que andaban desde hacía tiempo locos por los ojos de la bella vendedora era el electricista del teatro, hombre de unos cuarenta y cinco años, alto, fuerte y robusto, que había sido, hasta que conoció a Laurea, modelo de padres y maridos.
Durante mucho tiempo se limitó la encargada del bar a coquetear con él, sin que aquello tuviera graves consecuencias; pero al fin cedió a la seducción de electricista y se entabló entre ellos la intimidad amorosa.
Como el electricista era celoso y su amante casquivana, el hombre andaba siempre lleno de zozobras y preocupaciones. De aquí que su carácter se agriara y que su casa pasara de ser un paraiso a ser un infierno.
La mujer del electricista se enteró pronto de la infidelidad de su marido, según ha declarado ahora; pero no tuvo con él escenas violentas, ni nada hizo para que dejara translucir su enojo y su amargura. Limitábase a procurar reconquistar al infiel a fuerza de ternuras y bondades, a las cuales el correspondía con displicencia y  desvio. Esta actitud dulce y resignada de nada servía a la agraviada esposa. Siempre luchaban en balde sus cuarenta años con los veintitres de la encargada del bar.
Al fin, la agraviada esposa se resolvió a adoptar una resolución extrema y se dirigió al teatro, acercándose a la mesa de su rival, que la recibió sin desconfianza, porque no la conocía personalmente.
Pidió la esposa un paquete de bombones, y en el momento en que la vendedora se disponía a entregarselo, sacó con rapidez un revolver que traía oculto a prevención e hizo a la joven dos disparos a boca de jarrro, que le alcanzaron en el pecho.
La agresora se entregó a la policia sin oponer dificultad alguna, y, entre lágrimas y suspiros, confesó su delito e hizo la historia de sus infortunios.
Acometida a poco de un ataque de nervios, fue conducida a una farmacia inmediata, donde costó gran trabajo restablecerla.
En cuanto a la hermosa Laura, quedó muerta en el acto.

En el solar patrio no íbamos a ser menos. También se cometió algún crimen pasional en un teatro. Pero en nuestro caso, tirando a crimen chapuza.

(91) EL GLOBO 23-01-1922 pag. 3 
Crimen pasional
La actriz Robles muerta por su esposo
ALMERIA 21.- A las diez de la noche, en el teatro Cervantes, durante la representación del primer acto de "Santa Isabel de Ceres", ha ocurrido un sangriento suceso.
En el momento en que iba a salir a escena la primera actriz, Concha Robles, su esposo, el comandante de Caballería D. Carlos Verdugo Boté, hizo sobre ella varios disparos, e inmediatamente, volviendo el arma contra sí, se hirió gravísimimanete en la cabeza.
La infortunada actriz cayó muerta entre bastidores, al pie de la decoración. Uno de los proyectiles disparados por el señor Verdugo hirió al guardarropa Manuel Aguilar Boca. Este y la característica, presa del mayor terror, saltaron desde el proscenio al patio de butacas.
El actor señor Tudela, vivamente emocionado, salió momentos después a explicar lo sucedido.
Concha Robles era natural de Almería, y al casarse con el comandante señor Verdugo, hace tres o cuatro años, se retiró del teatro. Repetidas veces trato de volver a la vida artística, pero siempre se opuso su esposo, que apeló a todos los medios para hacerla desistir de este propósito.
El señor Verdugo ingresó en estado agónico en el hospital.
El estado del guardarropa es grave.

Tampoco fue necesario salir al escenario para que te diesen un tiro. Este hecho podía ocurrir perfectamente durante el ensayo, entre bastidores.

(92) EL PAIS 20-01-1894 pag. 2
Los dramas del amor
CRIMEN Y SUICIDIO
En Alcalá de Henares ocurrió en la tarde de ayer un sangriento suceso.
Procedente de esta capital, llegó hace unos días la compañía dramática que hasta hace poco en el circo de Rivas.
En la compañía figura un joven actor, de notables concidiones, llamado D. José Gómez, que con gran aplauso desempeñaba los principales papeles.
Este joven sostenía relaciones con una hermosa muchacha Obdulia; ayer, y durante el ensayo, estuvieron largo tiempo hablando; de pronto, Gómez sacó un revólver e hizo a su amada un disparo a quemarropa.
La infeliz cayó al suelo, quedando muerta en el acto.
Gómez entonces intentó huir, pero los demás artistas que en el escenario del teatro Cervantes había cerraron el paso, y viéndose perseguido volvió el arma, disparándose un tiro, quedando gravemente herido.
El suceso ha causado profunda sensación en Alcalá.

Si algunas artistas de teatro fueron perseguidas, no les cuento las de Cabarets, Varietes, etc. Siempre había detrás de ellas un don Juan impotente, un energúmeno pseudoconquistador, celoso...y un crimen ante el público

(93) HERALDO DE MADRID 02-05-1928 pag. 1
En un cabaret de Zaragoza un industrial madrileño
 asesina a una bailarina de dieciseis años
Se trata de un perfumista de la calle
Martin de los Heros y una tanguista del Edén
El teléfono a vibrado desde Zaragoza con los detalles de una drama pasional. De eso que se ha dado en llamar suceso pasional, y que no es sino el deshaogo salvaje que el macho da a sus más bajos instintos cuando la hembra no se presta a servir de instrumento a sus pasiones.
Un hombre ha puesto con un balazo, en un cabaret, trágico final a la vida de una bailarina de dieciseis años.
Y cuenta el teéfono que al interrogar al matador este decía entre sollozos:
- ¡Porque la queria la maté!. ¡Estaba loco!
El suceso
A las cuatro de la mañana, en el cabaret Royal Concert, después de retirarse los concurrentes, quedaban únicamente las artistas, Nicéforo Rodriguez Rodriguez, natural de Olmos de Peñafiel, residente en Madrid, donde tiene un establecimiento de perfumeria sito en la calle Martin de los Heros, y Marcelino Balertm, chofer. Parece que Nicéforo asediaba a una bailarina que actuaba en el cabaret, llamada Concha Granados Fernandez, de dieciseis años, y se sabe también que la muchacha se mostraba indifernete a las insinuaciones de Nicéforo, hasta el punto que durante la noche había estado alternando con otros clientes.
Nicéforo, que había bebido con exceso, amenazó a la bailarina, pero ella no dio crédito a la amenaza, y cuando terminado el baile varias artistas acompañaban a Nicéforo en la mesa que ocupaba, este sacó una pistola y disparó contra Concha, que cayó mortalmente herida frente al vestíbulo, hasta donde había logrado huir.
Trasladada inmediatamente al hospital falleció al ingresar en el benéfico establecimiento.
Los disparos de Nicéforo produjeron en el cabaret una confusión indescriptible, y entre las artistas y los amigos que le acombañaban lograron detenerle y conducirle a la Comisaría.
Lo que declara el matador
Ante el juez, Nicéforo, llorando, presa de una gran excitación, dijo que había cometido el asesinato obcecado por los celos y despechado por la actitud indiferente de la artista. También declaro que había llegado a Zaragoza con 2.500 pesetas, que se había gastado en el cabaret, quedándole unicamente trece. Al chofer Balert, le conoció hace cinco o seis días; simpatizaron mucho y a diario frecuentaban el Royalty.
Los protagonistas
Conchita, muy agraciada, vivía en Madrid en la calle de la Encomienda, 10 primero letra A, en compañia de su madre, Sagrario Fernandez Fernandez, de treinta y un años; de su abuela Eladia Fernandez  y de cuatro hermanos. Llevaba dos años de artista. Hace diez días que le había salido el contrato para Zaragoza, y allí había ido acompañada de su abuela. La artista muerta es hermana de la también bailarinaMary-Grana
Nicéforo Rodriguez Rodriguez vive en Madrid en la calle Martin de los Heros, 41, acompañado de su hermana y de un cuñado. Era soltero y tenía veinticinco años.
El matador es un irresponsable
Uno de nuestros reporteros a procurado entrevistarse con la familia de Nicéforo, pero allí no le han facilitado ningún dato. Después hemos visitado a D. Eleuterio Paredes, propietario de un establecimiento de perfumería sito en el pasaje de Mateu. Este señor nos ha dicho que él y Nicéforo tuvieron juntos un negocio de perfumería hasta que en el pasado mes de Enero acordaron separarse, y Eleuterio se quedó con el negocio, dando a Nicéforo 12.000 pesetas. Con esta suma se estableció Nicéforo en un negocio también de perfumería, en la calle Martin de los Heros, 19.
Hace ocho días Eleuterio tuvo noticia de que su antiguo consocio había desaparecido, enviando con una continental la llave de la tienda a su cuñado. En la carta que acompañaba a la llave decía: 
 "Ahí te va la llave de la tienda."
También supo que el cuñado había hecho entrega de la llave en la Comisaría del distrito de Palacio, y el día 29 próximo pasado, en vista de que eran infructuosas las gestiones realizadas para descubrir el paradero de Nicéforo, procedió la autoridad judicial al precintado de las puertas de la tienda.
Trazado la semblanza moral de su infortunado amigo, el Sr. Paredes nos ha dicho:
- Es un pobre enfermo, que nunca ha tenido visos de conquistador. Padecía epilepsia, y cumpliendo sus deberes militares en Sanidad, cuando le faltaban ocho días para cumplir desertó. Fue detenido y se le instruyó la oportuna sumaria, y entonces fue declarado irresponsable.
Sigue el Sr. Paredes:
- Hace unos días supe que se reunía en un bar de la calle de Ferraz con unos sujetos de dudosa conducta, y que en unión de estos había estado en automóvil en el Escorial.
El Sr. Paredes ignora cuando conoció a la artista; pero supone que debió de ser cuando ésta actuó en un cabaret de Madrid. 

Se dedicó al espectaculo público, murió en un espectáculo público y su entierro, ¡como no!, siguió la misma senda:

HERALDO DE MADRID 04-05-1928 pag. 11
EL CRIMEN DE ZARAGOZA
Entierro de la infortunada Conchita Granados
ZARAGOZA 4.-  Esta tarde se ha verificado el entierro de Conchita Granados. Frente a la Facultad de Medicina, de donde salió el cortejo, se estacionó enorme gentio para ver pasar la funebre comitiva.

No era cuestión de perder la pista a este crimen; dos años depués aún quedaba algo suelto por la prensa:

La Libertad 13-11-1930 pag. 6
Un loco que cometió un crimen pasional
Con destino a un manicomió ha salido de la cácrcel de Zaragoza Nicéforo Rodriguez, que mató hace dos años en el Cabaret Royal Concert a la artista Dolores Granado.

Veamos otro similar en Burgos:

(94) LA VOZ 24-08-1935 pag. 8
Drama en un "cabaret"
La artista "Venus de Valencia" resulta muerta a tiros
EL AGRESOR, QUE REQUERÍA DE AMORES A LA
ARTISTA, HIRIO GRAVEMENTE A OTRO QUE
BAILABA CON ELLA E INTENTÓ SUICIDARSE
BURGOS 24 (5 t) .- Hace unos diez días llegó a Burgos la artista de cabaret Carmen Jimeno, de diecinueve años, natural de Valencia, conocida por la "Venus de Valencia" por su extraordinaria hermosura. Entró a trabajar en el cabaret titulado Kursaal Novedades, donde la conoció un tratante de ganados llamado Juan Arce Maestro, de treinta y cinco años, natural de Villasandino, soltero, que se enamoró de la muchacha.
Anoche llegó Arce al cabaret, donde vio a Carmen acompañada de varios clientes y no pudo hablarla.
Arce se dirigió a su domicilio, sin duda con el propósito de apoderarse de un pistola. Poco después volvió al establecimiento, invitando a champán a la madre de la artista. Cuando Carmen se hallaba bailando con un hombre llamado Esteban de la Fuente, de treinta y ocho años, industrial, Arce se levantó de su asiento, y sin mediar palabra, disparó su pistola contra la pareja que cayo al suelo.
Después volvió el agresor el arma contra sí, diesparándose un tiro en la cabeza. Agentes de la autoridad llevaron a los heridos a la Casa de Socorro, donde a poco de ingresar fallecía Carmen, que presentaba dos heridas de bala. Esteban se halla en gravísimo estado. Tiene tres balazos en el cuerpo. La herida que sufre el agresor es leve. Paso al hospital, donde es atendido con guardias de vista. El cabaret ha sido clausurado.

Está claro, que la profesión de artista de variedades fue de riesgo.  ¿Seguro?,  pues no, no lo tengo tan claro.  A mi parece, que cuando la víctima del crimen es una mujer que fregaba escaleras y más bien fea, la noticia no interesa al público; apenas se dedican unas pocas lineas en páginas interiores. Cuando esta violencia se ejerce sobre una mujer joven, guapa, presentada con asiduidad en la prensa, entonces interesa. Hay que dedicar en el periódico o la revista todo el espacio que sea preciso, fotografias, entrevistas a familiares, etc.

(95) 06-08-1934 pag. 5
Un crimen pasional
Una artista de "Cabaret", ex reina de la belleza,
 muerta a tiros de pístola, en el cuarto de una pension
El agresor puso fin a su vida disparándose un balazo en la cabeza
Sobre las diez y media de la noche se recibió en la Comisaría del distrito de Palacio un aviso requiriendo la presencia de los agentes en una pensión establecida en el paseo de la Florida, num. 1, donde, según se manifestaba, debía de haber ocurrido algo anormal a dos viajeros que no habían salido de la habitación  para cenar y que no constestaban a pesar de haberse llamado insistentemente a la puerta de su cuarto.
Personados dos agentes en dicha pensión, y no habiendo obtenido tampoco respuesta a sus llamadas, recabaron por teléfono la correspondiente autorización para entrar en la habitación, y una vez obtenida, por un balcón contiguo pasaron al cuarto de los viajeros, donde se ofreció a su vista un cuadro horroroso.
UN HOMBRE Y UNA MUJER MUERTOS A TIROS
En la habitación, que no es muy grande, y sobre una cama de matrimonio, se hallaba el cadaver de una mujer joven, algo gruesa. Estaba completamente desnuda. Tenía una sortija de sello de oro en el dedo medio de la mano derecha y una esclava de oro tambien en el tobillo izquierdo.
Tendido en el suelo, entre el lecho y el balcón, había un hombre en camiseta y calzoncillos, y junto a su mano derecha había caída una pístola automática calibre 6,35.

EL JUZGADO DE GUARDIA RECONOCIMIENTO DE LOS CADAVERES
Inmediatamente se dio cuenta de lo que ocurría al Juzgado de guardia, que lo era el del número 16, compuesto por el juez, señor Medina; secretario, Sr. Infante; oficial, Sr. Naveira, y agente judicial Sr. Alcalá quienes se personaron en la casa del suceso, a cuya puerta se habían aglomerado numerosos curiosos, contenidos por unas parejas de Seguridad.
Constituido el juzgado en la habitación, el médico forense, señor Lemus, procedió a reconocer los cadáveres.
Ella tenía una herida en el bajo vientre, lado izquierdo; otra en el codo derecho, otra en la región mamaría del mismo lado, y una cuarta en el oído izquierdo, todas ellas de arma de fuego. La muerte, según el facultativo, debio de ser instantánea.
El tenía un balazo en el parietal derecho, mortal de necesidad.
En la habitación no se notaban señales de lucha ni de violencia alguna.
Registradas las ropas de ambos, en el bolsillo del pantalón de él fueron halladas dos monedas de cinco pesetas, y en la americana una cartera con un billete de 50 y varios documentos sin importancia.
En un bolso de mano perteneciente a la mujer había, entre varios útiles de aseo, una carta, fechada en Valencia y firmada por un tal Luis, dirigida, al parecer, a la muerta. Del escrito se deducía que estaba en relaciones con ella y la apremiaba para que fuera a Valencia a reunirse con él 
LO QUE MANIFESTARON LOS DUEÑOS DE LA PENSION
El juez, Sr. Medina, depués de hacerse cargo de todos estos efectos y disponer el traslado de los cadáveres al Depósito Judicial, tomó declaración a los dueños de la pensión.
Estos manifestaron que el muerto llegó el día 15 de Julio, procedente de Vigo, de donde era natural, según los documentos que presentó, y dijo llamarse José Cota Verdales, de trienta y cuatro años, casado, comerciante y vecino de la mencionada población gallega.
Alquiló la habitación con pensión completa, y a las dos horas llegó la que dijo ser su esposa y que ha sido encontrada muerta en el cuarto.
Desde aquel día hicieron una vida ordenada, sin que se les oyera reñir ni discutir. Por el contrario, parecían estar muy enamorados el uno del otro y salían con asiduidad después de las comidas; pero nunca consiguieron las criadas saber a punto cierto como se llamaba la señora.
Ayer tarde, después de haber comido, y sin que nada anormal se notara en los protagonistas del sangriento suceso se retiraron a su habitación; sin que ya nada pudiera saberse de lo sucedido hasta notar que los huéspedes no salían de la habitación.
ALGUIEN OYO LAS DETONACIONES, AUNQUE NO LAS DIO IMPORTANCIA
Un hijo del dueño de la pensión dijo que hallándose a eso de las cinco y media de la tarde en la puerta de un bar cercano le pareció oir unas detonaciones, que atribuyó a cohetes de alguna verbena o bailes próximos.
A la hora de terminar la cena se extrañó de que el matrimonio no hubiera salido al comedor, y entró en sospechas de que algo anormal les hubiera sucedido. Así lo comunicó a su padre, y bajó llamando repetidas veces, sin obtener contestación. Entonces, ya francamente alarmados subieron por un balcón y descubrieron el sangriento crimen.
También se le manifestó al juez que todos los días acudía a comer con los huéspedes muertos un niño de unos diez años, que al parecer era sobrino de ella.
Practicadas todas estas diligencias, el Juzgado se retiró, dando órdenes a la Policia para que practicara determinadas gestiones, conducentes al esclarecimiento del hecho.
IDENTIFICACION DE LA MUJER, UNA MADRE ATRIBULADA
Cuando las autoridades realizaban pesquisas para esclarecer el suceso y obtener la completa identificación de las víctimas, en las primeras horas de la mañana paro un "taxi" en la puerta del Juzgado de guardia y descendió del coche una mujer que lloraba y daba muestras de gran tribulación. A ésta mujer la acompañaba un hijo suyo, y ambos penetraron en la escribanía de turno, solicitando ver al juez de guardia.
Según manifestó la mujer, se llama Julia Martinez Gonzalez y es madre de la joven muerta a tiros en la pensión del paseo de la Florida. La pobre mujer se había enterado de la desgracia al leer lo  ocurrido en la "Hoja Oficial", y acudía al juzgado solicitando ver el cadaver de su hija. El juez de guardia la hizo comparecer a su presencia y le recibió una extensa declaración, así como a su hijo, llamado Eduardo Martinez Gonzalez. Terminada la diligencia, y obtenido el permiso correspondiente, la inféliz mujer abandono el Juzgado en compañía de su hijo y se dirigió al Depósito judicial, en cuyo lugar, y ante el cadaver de su hija, se desarrollo una emocionante escena de dolor.
LA HISTORIA DE UNA ARTISTA
Una vez identificada la víctima,  pudo ya ponerse en claro la historia de este sangriento suceso.La muchacha se llamaba Carmen Martínez González, de veintiseis años, y vivía en la calle de Rosario, 25, piso principal, letra A, en compañia de su madre Julia, y de otra hermana de veintinueve años, llamada Pilar. También tenía un hermano de treinta y uno, llamado Eduardo, casado, albañil, que vive en la Ronda de Toledo, 10 duplicado, en compañia de su esposa y de un hijo de nueve años llamado Antonio, a quién su tía Carmen profesaba un extraordinario cariño.
Carmen Martínez era una mujer de extraordinaria hermosura. El año 28 fue elegida reina de la belleza del barrio de la Latina durante las fiestas de la verbena de La Paloma. Más tarde, hace unos cuatro años, se dedicó a artista de varietés y trabajó en diversos "cabarets", aceptando también contratos para trabajar en provinciasen establecimientos de análogo género.
COMO CONOCIO A SU MATADOR. OTRAS RELACIONES
Hace año y medio, Carmen fue a Valencia contratada. Allí conoció a un joven llamado Luis, con el que entabló relaciones amorosas, que aún duraban actualmente. Hace unos dos meses, Carmen acompañada de su madre y de su hermana Pilar, salió para Vigo donde había sido contratada para trabajar en el "cabaret" El Brasil.
En una de las primeras noches acudió a dicho establecimiento un parroquiano llamado José Cota Bordales, acompañado de un amigo, y tomó asiento en una mesa donde se hallaba Carmen, con la que entabló conversación, dado muestras de ser muy de su agrado la muchacha. Esa noche José hizo alarde de una gran esplendidez, mandando sacar champaña. El gasto que hizo ascendió a unas 500 pesetas.
Desde entonces José acudia diariamente al "cabaret" y las relaciones entre ambos fueron haciéndose más íntimas. A los quince días terminó el contrato de Carmen en el establecimiento y la artista quedó sin trabajo. Entonces José, que se mostraba profundamente enamorado de ella, le dijo: " No te apures por tu situación, porque si aquí ganabas doce duros diarios yo te daré diez, para que vivas conmigo".
La proposición fue aceptada por Carmen, y juntos estuvieron hasta mediados del mes pasado, en que decidieron venirse a Madrid. Entre tanto, Carmen seguía manteniendo correspondencia con Luis, el novio que tenía en Valencia, correspondencia de la que tenía conocimiento José, pues ella no le había ocultado estos amores.
Según parece, Luis escribía a Vigo, y en sus últimas cartas apremiaba a Carmen para que fuera a Valencia con el fin de pasar juntos el santo de él; pero a esto se oponía José, y por esto se prolongó la estancia de Carmen en Vigo, hasta el día 15 de Julio, en que regresaron a Madrid.
LLEGADA DE LOS AMANTES A MADRID
Una vez aquí José y Carmen, se instalaron en la pensión donde a ocurrido el trágico desenlace del drama. Todos los días iba a comer en compañia de ellos el nió Antonio, Sobrino de Carmen. También hacían frecuentes visitas a la casa de la madre de ella, en la calle del Rosario. Y allí mismo Carmen escribía a su novio de Valencia, mientras José leía el periódico.
Dice la madre de Carmen que José era de carácter reservado, y también le pareció notar que algo neurasténico. Ya en vísperas de emprender el viaje a Madrid observó que se volvía taciturno, cosa que le preocupó, y así se lo comunicó a su hija la cual le contestó: "Es que este hombre se ha enamorado de mí y esta chiflado".
La madre le comunicó a su hija que si le parecía ella hablaría a José para convencerl de que la dejara ir a Valencia; pero Carmen le contestó que no se metiera en nada, que ella lo arreglaría todo.
Ayer, como de costumbre, fue el niño Antonio a comer con Carmen y su amante, y nada notó de particular entre ellos. Terminada la comida, el niño queiso que su tía lo acompañara a casa de la abuela; pero Carmen lo despidió cariñosamente diciéndole que ya iría más tarde por allí, porque iba a dormir la siesta.
COMO SE ENTERO DE LA TRAGEDIA LA FAMILIA
 Lo que ocurrió después ya queda relatado anteriomente. Esta mañana, Eduardo Martínez, que había pasado la noche con su mujer y su hijo en casa de su madre, salió para trabajar, y ya en la calle compró la "Hoja Oficial" y se enteró del suceso. Inmediatamente regresó a casa de la madre en el estado que es de comprender, y le dijo: " Madre, que gran desgracia ha ocurrido, he leído en el periódico que han matado a Carmen." Julia oyó atónita esta noticia y sufrió un fuerte ataque de nervios.
Al cuarto de la familia, que lleva viviendo en la casa veintiseis años, empezaron a acudir vecinas, desarrollándose escenas de llanto, pues Carmen era muy querida en el barrio. Pasado los primeros momentos, Julia y su hijo Eduardo se encaminaron al Juzgado.
ANTECEDENTES DEL MATADOR
Según las referencias dadas por la familia de Carmen Martínez, José Cota Bordales tenía treinta y cuatro años y era natura de Madre de Dios (Perú). Vivía en Vigo donde sus padres tuvieron un  gran almacen de coloniales; pero como el padre de José, por su avanzada edad, no pudiera atender el negocio, lo traspasó, y entonces José, que era el hijo mayor, se dedicó a cuidar de la hacienda de su familia, administrándola, y además, a la compra y venta de automóviles y a otros negocios, en los que parece ser ganaba bastante dinero.
Según la familia de ella, José siempre manifestó a Carmen que era soltero, y sin embargo, como hemos dicho ya, por la documentación que fue hallada en sus ropas aparece como casado.
LO QUE OCASIONO LA TRAGEDIA
Después de conocidos todos los detalles que dejamos consignados anteriormente no es difícil reconstituir la forma en que se desarrolló la tragedia, ni aún las causas de esta.
Sin duca alguna, José Cota, absorbido por la pasión que sentía por Carmen, temía que si ésta iba a Valencia a ver a Luis ya no volvería a verla, y esto debió de acentuar su excitación.
Ayer, después de acostarse ella, y cuando ya estuviera dormida, registro su bolso y encontró la carta de Luis con unos retratos de ella, que luego apareciron hechos pedazos. Por el contenido de la carta debió de comprender algo que acabó de ofuscarle y le llevó a realizar el sangriento drama.


 Llegados aquí, expuestos más de cien crímenes pasionales,  el lector ha podido comprobar que, en este tema, la realidad supera a la ficción. Inimaginable tanta locura, tanta barbarie. Por lo tanto, parece absurdo que en tiempos lejanos acudiese el personal al teatro o al cine, si existían, para "disfrutar" de un dramón con heridos o muertos de ficción; si los tenián delante de sus ojos en carne y hueso. Hubo un tiempo en que los juicios llegaron a convertirse en grandiosos espectáculos gratuitos. Para colmo los actores eran los vecinos, más cercanía, más morbo. ¿ Se podía pedir algo más?

 (96) 12-12-1913 pag. 2
TRIBUNALES
Un crimen pasional
Castellón 11 (9,30 noche)
En la audiencia ha empezado a celebrarse el juicio por jurados para juzgar un crimen cometido en Burriana la noche del 25 de Julio del pasado año.
Compadece como procesado Pablo Vicente González, que mató a su novia, Vicenta María Musoles, hermosísima muchacha de diecisiete años.
Aunque la vista está señalada para tres días, probablemente terminará mañana, pues hoy han compadecido 15 testigos de los 28 citados.
Esta causa ha producido gran apasionamiento entre los burrianeses, hasta el punto de que, cuando el anterior señalamiento, el pueblo entero se trasladó a Castellón, estacionándose en los alrededores de la Audiencia. La vista entonces hubo que suspenderla por enfermedad del abogado defensor, don Fernando Gasset. Se produjeron alteraciones de orden público y tuvo que intervenir la Guardia civil.
Hoy han llegado también de Burriana unas 800 personas, que invadieron la Audiencia ansiosas de presenciar la vista.
Fuerzas de la Guardia civil y de la Policía despejaron, dejando penetrar en la Audiencia solamente a unas 300 personas y cacheando a cuantos se acercaban. Se recogieron bastantes revolveres y cuchillos.

Buena ocasión para haberles robado el pueblo entero. Vaya tropa. Y digo yo: ¿para qué llevaban revólveres y cuchillos a la Audiencia?. ¿Pensaba alguno ofrecerse de verdugo?.

Los juicios por crimenes pasionales no sólo levantaron la curiosidad y el morbo en España, en otros paises también llegaron a ser considerados espectáculos.

(97) CRONICA HISPANO-AMERICANA 14-04-1886 pag. 15
ADULTERIO Y ENVENENAMIENTO
Las pudibundas inglesas han acudido pesurosamente a la sala de justicia la semana pasada, para asistir a las sesiones de una célebre causa llena de escabrosos detalles y peripécias propias para ruborizar a un granadero.
La afluencia de señoras ha sido tal, que el presidente tuvo que adoptar severas medidas restringiendo la entrada.
Pero vamos al proceso.
En 1875, Mr. Bartlett contrajo matrimonio con una francesa llamada Adelaida Blanco Tremouille, de 19 años de edad.
En vez de conservarla a su lado, Bartlett que es comerciante, la envió a Bélgica para que completase una educación que debía ser muy descuidada, puesto que el asunto duró dos años. Suficientemente instruida, Adelaida volvío al hogar doméstico, y em 1881 dio a luz a un niño muerto. De las declaraciones resulta que Bartlett no cumplió más que una vez sus deberes matrimoniales, por los cuales sentía profunda aversión. Aparte de este defecto, hacía feliz a su mujer, y aún testó legándole toda su fortuna.
Los esposos asistían semanalmente a la capilla de Rdo. Dysson, ministro del culto Wesleyen, una de las innumerables sectas que posee Inglaterra. Allí hicieron amistad con el pastor, al cual suplicó Bartlett, que enseñase el latín y el griego.
Esta idea de un tendero de enseñar lenguas muertas a su esposa es ya original; y más original todavía la de expresar en el testamento que a su muerte debe de contraer matrimonio con el reverendo.
El Rdo. tomó las lecciones por lo serio y un día comunicó a Bartlett que su amor por Adelaida era ya tan violento, que se consideraba en el deber de abandonar el latín y el griego. El buen marido tranquilizó al pastor, quien desde entonces pasaba las noches en la casa, andaba por ella de gorro y zapatillas y abrazaba a la señora delante de los criados.
Bartlett era muy delicado de salud. El día primero de este año murió de repente. La familia recurre al testamenteo y pidió la autopsia, de la cual resultó que había muerto envenenado por cloroformo.
Días antes del fallecimiento, el reverendo recibió encargo de comprar cloroformo porque madame Bartlett quería que descansase su esposo por las noches. Mr. Dyasson se lo procuró en tres farmacias ciciendo en ellas que lo necesitaba para limpiar sus hábitos. Fue, pués, acusado de complice.
Y aquí viene lo más extraño del caso. El altorney, general, ha renunciado a perseguir al agente real del enveneamiento, y de acusado, el reverendo Dysson se ha convertido en testigo.
Los peritos no se han puesto de acuerdo sobre si el cloroformo puede o no producir la muerte empleado en la dosis en que lo absorbió Mr. Bartlett y ha terminado absolviendo a la viuda.
Y sin embargo, en la conciencia de todos está que en el fondo de todo esto existe un crimen.
Dentro de poco contraerán matrimonio la viuda de Bartlett y el Rdo. P., cumpliendo la claúsula del testamento.
Cono se vé, la justicia inglesa no debe de envidiar nada a la de otros paises.

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