8 Prensa. Sociedad. Justicia

La Sociedad, la Prensa y la Justicia, desde el sigloXX, actúan como un triangulo. Cuando acortamos o alargamos un lado, esta modificación incide en otro, o los otros dos. Si la Sociedad corrige su actitud frente al crimen, se verá reflejado en la Prensa, y en un tiempo la Justicia se hará cargo de estas demandas. Si la Justicia cambia sus Códigos e Interpretaciones corregirá las actuaciones de los individuos que integran la Sociedad.
Hemos vistos que durante un siglo, el Crimen Pasional fue un clásico en la PRENSA. Un título repetido, y mal repetido hasta la saciedad, para describir un crimen, en la mayoría de los casos de violencia de género contra la mujer. Título espectacular, argumento vendible, contenido morboso, carnaza para la ignorancia. "Panem e circenses" que dijeron los romanos.
¿Pero nunca hubo una luz en la prensa?. Tal vez alguna luz, pero faro fijo no; sólo destellos. Cíclicamente, en los periódicos y revistas de cada momento, aparecía un articulo crítico con esta violencia. Crítico con la propia actitud de prensa.
Hace más de un siglo un periodista  escribió:

(81) LA EPOCA 6-07-1897
CRONICAS BREVES
CRIMEN PASIONAL
El último de la serie ha sido el de la calle Ministriles. Los vendedores de periódicos lo pregonaban anoche, con la misma satisfación que ciertos diarios dan cuenta de las malas noticias falsas o verdaderas que reciben por cable.
No es de extrañar este placer malsano. Al muchachuelo que enloquece a fuerza de gritar su mercancía, le interesa vender muchos venticincos, como a las grandes empresas vender muchos millares. Cuanto más espeluznante sea la noticia mejor. A más ruinas mas ganancias; mayores utilidades cuanto mas grandes sean las catástrofes.
Dejemos a un lado estas consideraciones,  olvidadas de puro sabidas, y vengamos al crimen pasional.
Es muy comun mirar con cierta benevolencia estos delitos, que luego los autores dramáticos llevan al teatro, con gran contento de los espectadores. ¡El crimen pasional!...Un hombre que mata por amor no es un asesino, es un desgraciado, a quien los celos arrastran a verter sangre... ¡Y se habla de Otelo, y se disculpa al delincuente, y se olvida a la víctima!.
Convengamos que somos demasiado novelescos. El bárbaro que porque una mujer no le quiere la degüella o la cose a puñaladas, es un ser repugnante y odioso; más odioso y más repugnante que el miserable que mata por coger un puñado de monedas con que satisfacer su hambre y quizá la de sus hijos.
Los celos ciegan, se dice; el amor es como un torrente impetuoso que todo lo arrasa...¡una llama que todo lo incendia1 Frases El amor tiránico que quiere a todo trance someter a su voluntad al ser amado y porque él ama quiere que se le ame, es el colmo del despotismo.
Si robar un panecillo es un delito, mayor delito es robar un corazón.
La opinión, ya lo hemos dicho, es novelesca, y el Jurado, que es uno de los órganos de la opinión, es más novelesco todavía. Su tolerancia con los crímenes pasionales es ya casi proverbial. Sus fallos son algo así como los aplausos que la galería de un teatro tributa a un galán cuando, vociferando frases, estrangula a una pobre mujer que no ha cometido más delito que no pagar con amor el amor delirante de un salvaje. 

A principios del siglo XX los crimenes pasionales eran como una epidemia. Los culpables, aparte de quien los ejecuta, todos un poco. En otro semanario, con bastante buen tino, escribian repartiendo culpas:

(82) EL MOTIN  21-03-1903 pag. 4
ROMANTICISMO TABERNARIO
Cuéntanse por docenas los asesinos de mujeres que guarda en sus celdas la Cárcel Modelo. El matar a la novia o a la querida es ya una epidemia entre la gente rufianesca. Antes, jaques y matones se destripaban entres si gentilmente, por si la Pepa o la Blasa concedían sus favores a éste o al otro matasiete. Hoy encuentran más cómodo que ventilar sus rivalidades de navaja a navaja o de puño a puño, coser a puñaladas a la hembra desdeñosa.
Lo gracioso de estos asesinatos es que el matador, depués de agujerear como arnero la piel de su querida, se pone a llorar como una Magdalena y a lamentar la muerte de la pobrecita asesinada.
Esto, si no fuera repugnante, sería de grandísima fuerza cómica.
Porque es el caso -y en ello estriba la verdadera gravedad del mal- que estos degüellamujeres se creen verdaderos heroes, dignos no ya de ser cantados en coplas por los ciegos, sino de que el mundo entero los contemple....El sabe que a las pocas horas de haber sido perpetrado su crimen, millares de golfos lo pregonan a voz en cuello; sabe que el telégrafo transmitirá su hazaña hasta el último rincón de la Península; sabe que sus brutales frases, la historia de sus amores, su retrato...han de ser objeto de admiración. Este halago de la vanidad es por si solo bastante a impulsar al crimen a espíritus desequilibrados y torpes o embrutecidos.
Por otra parte, el teatro, el más popular e influyente sobre el público de los géneros literarios, hace tiempo que con el cultivo de lo que se llama drama pasional viene exaltando los instintos sanguinarios del público. Las comedias de capa y espada se han trocado en sainentes de chaqueta y navaja. Si el Wether, con ser novela, genero sugestivo, si, pero con mucho menos que el dramático, fue causa de tantos y tantos suicidios, calcúlese si podrán serlo de esa exaltación erótica que se traduce en puñadas, las escenas en que el chulo, navaja en mano, hace, entre el palmoteo del público, el panegírico de su crimen pasional.
Convendría, pues -como tantas veces se ha dicho- que, por higiene moral, la prensa limitase a unas cuantas lineas el relato de esos delitos, y que el arte, en vez de estimular las pasiones salvajes y de poetizar los instintos sanguinarios, tendiese a ennoblecer al hombre y a ir debilitando en el los impulsos de la bestia humana.

En general no se afrontó el problema de fondo y se daba una de cal y otra de arena. Un día, ante un hecho concreto, se defendía a una mujer:

(83) EL PAIS 30-06-1912 pag. 1
LA VENGADORA DEL SEXO
Vicenta Monzón, una madrileña, oriunda de Aragón, como dice su típico, castizo apellido, ha matado a su novio.
¿Por qué?
Hay ligeras discrepancias en las informaciones periodísticas, más severas, en general, con esta pobre mujer, que suelen serlo con los miserables asesinos de mujeres.
Según unos relatos, Vicenta mató a su novio en venganza de sus desdenes. Si es así, se trata de un crimen pasional vulgar.
Según otros informes, mató por miedo a que su novio la matara, como hacen tantos maridos, tantos amantes, tantos adoradores.
Hay un precedente. El día 7, el novio regañó con la muchacha que se resistía a sus pretensiones y la infirió siete puñaladas leves. La joven temía, con razón, otras siete puñaladas, los siete dolores.
En este segundo supuesto, la joven Vicenta Monzón merece ser absuelta y puesta en libertad provisional inmediatamente. Se ha defendido a sí misma y ha defendido a su sexo, a todas las mujeres abandonadas por la sociedad y por la justicia a la navaja, al revolver de los rufianes, de los locos, de los egoistas, fatuos y cobardes, que quieren que se les rindan las mujeres, por su linda cara y bajo pena de muerte.
La prensa, cuando un cobarde, escoria social, vergüenza de Madrid, comete un crimen de estos, saca el cliché de los delitos pasionales.
¿Erró el golpe el canalla? Entonces una justicia absurda que juzga con arreglo a tarifa, considera falta el delito, impone un arresto o una multa y concede al bribón la libertad provisional necesaria para que afine la punteria o afile la navaja y asegure su presa.
A la mujer amenazada, perseguida, golpeada, herida, la dejan indefensa el alcalde de barrio, el juez municipal, el Juzgado de Guardia y la Jefactura superior -y tan superior- de Policia.
¿Qué han de hacer las pobres mujeres si recuerdan los veredictos de inculpabilidad de jurados, preparados por abogados especialistas, bombeados por la prensa?.
Lo que ha hecho Vicenta Monzón.
¡Matar!
El revolver de esa jovenzuela evitará muchos asesinatos de mujeres, porque el que atenta a la vida de una mujer es un cobarde, y desde ahora en adelante pensará antes de empalmarse: ¿llevará revólver?
La muerte de ese pobre joven, al que compadecemos, no caiga sobre Vicenta Monzón; repartase la responsabilidad nuestro zascandil compañero de prensa, que se descuelga con la muletilla de crímenes pasionales, el antiguo juez de paz, convertido en cobrador de costas, la justicia toda y la policia, y hasta el público canalla y cobarde que no lyncha a los matadores de mujeres.

Otro día se daba la de arena; satanizando a una mujer, o poco menos:

(84) CRISOL 30-12-1931 pag. 4
Crimen pasional
Crimen pasional ante la seccion primera y con Jurado mixto de hombres y mujeres, según el decreto del Gobierno de la República.
Un pobre hombre, guarda jurado de unos montes públicos, se enamoró de una moza castiza y voluble, que le envolvió en sus hechizos y le tuvo durante algún tiempo como un humilde esclavo.
Pero Julia, tal era el nombre de la hembra destrozaba el alma de Anselmo, así se llamaba el desventurado con su conducta. Destrozábale el alma y el cuerpo con una enfermedad secreta muestra de las andanzs de Julia, poco de fiar, aunque Anselmo fiase tanto de su amor.
Y un día... Ya lo imaginan los lectores. El descubrimiento por el galán, todos lo sabian menos él, de la infidelidad. La reacción violenta del engañado y el crimen que para el fiescal constituye un homicidio con agravantes y para la defensa con eximente.
Combaten el fiscal Sr. Sandoval y el defensor Sr. Niembro para que resplandezca la verdad en las respuestas del Jurado. La Ley fría, con el el acento ardoroso. El concepto de un hecho, una pena contra el sentimiento humano del Derecho, que penetra en las entrañas del suceso, sondea su misterio y expone con ternura los móviles que veces truecan al criminal en víctima.
Y el Jurado, hombres y mujeres, piensan en la tragedia del procesado, en las circunstancias de la víctima, y absuelve...

Alguien dirá que, al fin y al cabo, la prensa ofrece lo que demanda la SOCIEDAD. Verdad a medias, la prensa busca vender periodicos a la sociedad, aunque no es menos cierto que dirige sus opiniones, tendencias, incluso gustos. Un economista hace siglos dijo: "toda oferta genera su propia demanda", se refería a cosas tangibles, pero creo puede aplicarse a valores morales.
La sociedad somos todos, en el caso que nos concierne una suma de individuos con sus sentimientos personales. Algunas veces la suma de sentimientos hacen un sentimiento único. Un ejemplo:

(85) 04-04-1934 pag. 
UN CRIMEN ODIOSO
El vecindario predente durante varias horas
 que le entreguen al criminal para lincharlo
SORIA 4 (4 t).- Ayer circularon rumores de que el pueblo de Deza se había amotinado a consecuncia de un crimen pasional.
Resulta que Juan Martínez, de treinta años, había acuchillado ferozmente a Cristeta Remartínez, con la que mantuvo relaciones hasta hace veinte días, en que la muchacha, por no querer continuarlas, marchó a Madrid para dedicarse al servicio doméstico.
Juan comenzó a difamar a Cristeta, y sin duda, enterada la familia, le pidió que regresara para dar un mentis al galán desdeñado.
El lunes, a las dos, regresó de Madrid Cristeta, y ayer martes cuando se encontraba fregando unos cacharros en el lavadero, se abalanzó sobre ella Juan y le produjo la muerte, cebándose sañudamente con la víctima, a la que dio más de doce cuchilladas.
El pueblo, enterado de la crueldad del asesino, trató de lincharlo, y se amotinó frente a la Casa-Ayuntamiento, reclamando, para hacer con él justicia. El comandante del puesto de Deza y dos números de la Guardía Civil se consideraban impotentes para atajar el conficto.
El hermano de la víctima, guardia civil que disfrutaba de licencia, trató de calmar al vecindario y logró algún apaciguamiento hasta que el puesto de Deza fue reforzado por guardias de Almenar y fuerzas que salieron de Soria con el Juzgado.
El pueblo, vigilante, no quería que el preso fuese conducido a Soria, y por fin, a las dos de la madrugada de hoy, se logró, burlando la vigilancia del vecindario, trasladarlo a la cárcel de la provincia.
El pueblo se encuentra muy excitado. Por precaución ha salido también de Deza la madre del asesino.

¿Cómo actuaba la JUSTICIA?. A la justicia la representan con una venda en los ojos, símbolo de imparcialidad, y una balanza, signo de equidad. En una sociedad machista, la imparcialidad no existió. Sólo la parcialidad machista, y la Justicia tardó casi un siglo en quitarse la venda de los ojos y ver que ocurría su alrededor.
Los efectos de un crimen pasional son multiples y siempre constituyen una tragedia, personal, familiar y social. Para nuestro caso, vamos a considerar los efectos dividos en dos grupos:
1º Causó lesiones físicas, más o menos graves. Y siempre, en todos los casos, lesiones psicológicas.
2º Causó homicidio o asesinato.
En el primer caso, de las lesiones psicológicas jamás se habló en los juicios, ni se valoraron. Las físicas poco.
En el segundo caso, cuando se produjo la muerte de la víctima, se presentaron como homicidios. Mayormente fueron asesinatos, ya que hubo premeditación y ensañamiento. Los juces y los jurados por lo general decidieron que no.

Desde principios del siglo XX los precursores de la CRIMINOLOGIA ya estaban presentando sus teorias. En España los italianos Cesare Lombroso y Enrico Ferri eran un referencia importante. Sus tesis salen a relucir por los abogados defensores en muchos juicios. El primero unia gran parte del delito a la enfermedad mental u otras causas antropológicas. El segundo añade a lo anterior, los factores sociales, el ambiente social que envuelve al delincuente.

En alguno de los crímenes pasionales expuestos hemos visto el resultado último. Veamos algunos más.
Recuerdan el tío que pego cinco tiros a la sobrina y no dejó una bala para él, le salió demasiado barato.

(86) HERALDO DE MADRID 22-10-1931 pag. 4
LAS MUJERES EN EL TRIBUNAL DEL JURADO
El tío que mató a tiros a su sobrina es condenado a diez años de prisión
OVIEDO 22.- Se ha visto en la Audiencia una causa contra Francisco Suarez, que mató a tiros a su sobrina de dieciete años Balbina López, con la que sostenía relaciones. Calificaba el fiscal el delito de asesinato y solicitaba para el procesado la pena de muerte, si bien se reservaba la calificación definitiva para cuando llegase el momento del juicio en Derecho a celebrar después de dictado el veredicto por el Jurado.
Este, integrado por cuatro mujeres, por vez primera en Asturias, y dada, la calidad del crimen pasional, faLló condenando al reo a diez años de prisión y 10.000 pesetas de indemnización a la familia de la interfecta, que en virtud del indulto general se reduce a cinco años y, contando la prisión preventiva, a poco más de cuatro.

En algún caso aislado, la agredida no quiso denunciar a su agresor. ¿Le suena al lector, verdad?

 (87) La Libertad 09-05-1933 pag. 10
CRIMEN PASIONAL
Una gitana gravemente herida
Se niega a delatar a su agresor
Puertollano, 8.- La gitana de dieciseis años Carmen Cortés Romero fue agredida por un sujeto, que inmediatamente se dio a la fuga. Se cree que se trata de un individuo de la misma raza. La disparó un tiro, que alcanzó a Carmen en la región mamaria derecha. En grave estado fue trasladada al Hospital Provincial. Se cree que el móvil de la agresión ha sido la negativa de la gitana a las pretenciones amorosas del agresor. La víctima se ha negado a dar el nombre del agresor.

Tranquilos, que de esto ya se encargará mi pápa.

Los estudiosos del Derecho, acostumbran a comparar el derecho español con el extranjero. Veamos dos ejemplos en el derecho anglosajón.

(88) El Sol 15-12-1922 pag. 5
EDITORIALES
MAS CRIMENES PASIONALES
Hablamos ayer de los crímnes pasionales que se producen en España. La Prensa de Londres publica el veredicto del Jurado en un proceso célebre. La señora de Thompson, enamorada de un jovencito llamado Bywaters, no sabía como deshacerse de su marido para casarse con su amante. Parece que trató de envenenarlo. Indudablemente, renunció a su proyecto, porque un día apareció el marido en la calle cosido a puñaladas .El asesino, que es el amante, dice que no le mató sino despúés de haberle propuesto que se divorciase de su esposa. Se sabe que los enamorados habían hecho todo lo posible por inducir al marido a divorciarse de su mujer. No se sabe que la mujer haya sido coparticipe en el crimen. Pero la ley inglesa considera al inductor de un crimen tan culpable como el criminal mismo. El hecho es que, a pesar del inmenso interés que el proceso había despertado; a pesar de que las cartas de la señora Thompson  demustran que proceden de un espíritu cultivado y sensible, el Juardo no ha vacilado en declarar culpables a la mujer y al amante, sin circunstancias atenuantes, lo cual ha hecho que el Juez haya dictado a renglón seguido la sentencia de muerte para los dos.
Los periódicos ingleses saludadn alborozados la sentencia del Jurado. Dicen que en otro pais el sentimentalismo habria hecho proceder al Jurado de otro modo. Es difícil, en efecto, que un Juardo francés, italiano o español, al verse conforntado con un caso que recuerda en ciertos aspectos el de Tristán e Isolda, porque la mujer y el amante se querían de veras, no hubiera reconocido los derechos de la pasión amorosa. El Jurado inglés ha preferido votar con los derechos de la ley. El espíritu latino se habría inclinado del lado de la felicidad individual. El espíritu inglés ha preferido inclinarse del lado del respeto a las normas.   

(89) ABC 14-07-1955 pag. 25
RUTH ELLIS, AUTORA DE UN CRIMEN PASIONAL,
FUE EJECUTADA AYER EN INGLATERRA
Londres, 14. Ruht Ellis ha sido ahorcada. A las nueve de la mañana de hoy, cuando un recpetor de radio de la vecindad tañía las campanas de "Big Beng", graves y espaciadas, por el ámbito de la prisión de mujeres de Londres, se cumplía la Ley.
Cerca de mil personas, reunidas ante la puerta de la cácel, gemían, caían de rodillas y rezaban. La señora Van Ders Elst, que dedica su vida y su Roll Royce a protestar contra la pena de muertes, forcejeó con los condestables. Un hombre tocaba en su violin la melodía de Bach "Quiero tenerte a mi lado cuando mueras".( Depués de la muerte de Bach su viuda solía decir: "El cielo no es cielo si no tocan allí la música de Juan Sebastián").
Desde ayer había gente en los alrededores de la cárcel, y un escuadrón de policía a la jineta "distanciaba" a la multitud. Los que intentaron anoche visitar a la señora Ellis, pretextando diversos derechos o apoyándose en razones de humanidad, eran disuadidos: "La señora Ellis no recibe hoy...". Esta mañana antes de la ejecución, trataron de pasarle flores, y la respuesta fue igualmente correcta y crue: " Hoy, la señora Ellis no recibe flores..."Fueron enviadas a la capilla de la penitenciaría.
A las nueve y dieciseis minutos apareció en las puertas de Holloway la tablilla negra con el certificado de la ejecución,  firmado por un forense y el ejecutor de la justicia. "Recemos -dijo un caballero- por el alma de la señora Ellis y por la del verdugo".
Se cumplia la Ley contra la llamada "opinión pública", contra el horror de la prensa de Inglaterra y la de otros paises y contra la histeria. Hasta el "Times", que ignora habitualmente el sensacionalismo,  recogía hoy la reacción de algunas publicaciones extranjeras y copiaba un comentario de "Le Monde": " La Ley inglesa marca la direrencia entre el homicida de constitución física y mental normales, que mata con conocimiento pleno de su responsabilidad, y el lúnatico inconsciente de sus actos. Pero todos sabemos que los ingleses son -o pretenden ser- criaturas de sangre fría y su sistema legal apoya esta ficción, desdeñando las circunstancias atenuantes en caso de tempestades y de impulsos irresistibles. Para los insobornables de la tradición inglesa, para los incorruptibles, el "crimen pasional" de los franceses es una interpretación que degrada a la justicia uy corresponde a la epoca de "la decadencia de Francia". Las graves dudas que se ciernen sobre los británicos han de extenderse, sin embargo, con la condena de la señora Ellis".
"La conmutación de la pena de la señora Ellis -dice en Londres uno de los adversarios más recalcitrantes de la horca- hubiera iniciado el término de estas prácticas medievales, de estos crímnes de la Ley, en la vieja Inglaterra. Pero a cambio de no indultar a la señora Ellis, se indulta, como siempre, al verdugo, Mr. Pierrepoint".
Mr. Pierrepoint cobra quince libras por una ejecución. Y tiene un bar, donde se reune gente apacible, en función de negocio complementario. Catorce mujeres han sido ahorcadas en el Reino Unido desde 1900. Se recuerda muchas veces el caso de la señora Thomson, enviada al patíbulo por supuesta investigación en la muerte violenta de su marido, como uno de los posibles errores judiciales cometidos por los tribunales ingleses.

¡Tranquilas todas!, Ruth Ellis fue la última mujer ejecutada en Gran Bretaña.
Encargada de un club nocturno, divorciada, de 28 años, convicta de la muerte de su amante, el corredor automovilista de 25 años, David Moffat Drummond Blakely.
El 10 de abril de 1955, domingo de Pascua, Ruth Ellis disparó seis tiros contra David Blakely a la puerta de la taberna de Hampstead, en Londres. Dos de ellos fallaron (atravesando uno la mano de un transeúnte), pero los otros cuatro alcanzaron a David en la espalda, muslos y brazo izquierdo, causándole la muerte instantánea.
David y Ruth habían sido amantes durante dos años, aunque durante todo este tiempo ninguno de los dos había mostrado una fidelidad particular, recibiendo ella numerosos amigos en su departamento situado encima de "El Pequeño Club", establecimiento que regentaba. Sin embargo, en febrero de 1955 la pareja se estableció en un piso de Egerton Gardens, Kensington.
Finalmente, Blakely, no pudiendo soportar por más tiempo las continuas peleas que provocaba su amante, la abandonó. A primeros de abril de 1955, Ruth sufrió un aborto y el 8 del mismo mes, Viernes Santo, sabiendo que David pasaba el fin de semana en casa de unos amigos de Hampstead, acudió allí y golpeó la puerta de la casa, obteniendo como respuesta que su amante telefonease a la policía para quejarse del escándalo.
El domingo por la noche volvió a intentar verle; de la casa salía ruido de música y voces y esperó junto a la puerta. A las nueve en punto salió David acompañado de una mujer, con la que entró en una taberna de las cercanías, "La Magnolia".
Durante la vista del juicio, Ruta Ellis mostró una gran calma y serenidad; al oir la sentencia de muerte, murmuró: "Gracias".

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