7 Protagonista el narrador

Hay muchos casos en que lo mas destacable del relato es el narrador; los protagonistas carecen de interés. Un redactor o periodista hábil, capaz de montar una novela o un drama sobre una noticia más bien vulgar, cutre o falta de datos. Una veces, el redactor de la noticia acude a utilizar recursos dramáticos para llamar la atención, incluido el titulo principal o secundario; en otras ocasiones, se extiende en la descripción de los detalles que no tienen importancia alguna; en muchas, se nota que  se inventan, o suponen, conversaciones o hechos que no conocen. En casos extremos, al lector le asalta la duda de que el redactor cobraba por palabras, líneas, y alargaba artificialmente la noticia.
Muy interesante observar la evolución en el lenguaje que manejaron los periodistas; si se llamaban así estos profesionales, si es que eran profesionales. Es probable que alguno de ellos fuese un simple corresponsal aficionado, y que "su paga" fuese una subcripción anual al períódico de sus amores.
Todo esto no es malo. Muestra las formas de expresión popular. En algún caso tienen la virtud de hacer reir al lector.
El auténtico protagonista de este capítulo, sin lugar a dudas, será: el narrador.
Veamos algunos ejemplos:

(75) EL IMPARCIAL 15-03-1902 Pag. 1
OTRO CRIMEN EN VALENCIA
Una labradora asesinada
Cuando aún no se ha borrado la dolorosa impresión del crimen pasional cometido anteayer, esta mañana se ha perpetrado un nuevo y brutal delito.
Entre el pueblo de Alboraya y el penal de San Miguel de los Reyes existe una pequeña alquería llamada del Soll en la que vivía en unión de su padre y su madrastra la agraciada joven Teresa Balaguer Marco, de veintiocho años, que se dedicaba a la venta de hortalizas en el mercado de Valencia.
La muchacha que estaba para casarse con un labrador pobre como ella, ha sido encontrada hoy muerta en un ribazo con una profunda herida en el cuello y varias erosiones en brazos y manos.
Teresa, que era uno de los más hermosos tipos de labradora valenciana, tenía inmejorables antecedentes; haciendo todos los indicios creer que ha muerto por defender su honra.
El juzgado ha dispuesto el traslado del cadaver al depósito de los Desamparados y ha comenzado a practicar las oportunas diligencias.
El autor del crimen no ha sido capturado aún.

"Uno de los más hermosos tipos de labradora valenciana", ¿se confundió y se refería a las narajas?. Si le pilla una feministad de hoy, le deja a él el tipo fino.
"Estaba para casarse con un labrador pobre como ella" , el periodista nos ha salido clasista,  ¡el jodido!.

(76) HERALDO DE MADRID 09-12-1927 pag. 1
"¡O MIA, O DE NADIE¡"
En el puente de los Ladrones un muchacho,
 enloquecido por los celos, apuñala a su novia
La muchacha se encuentra en grave estado en el Hospital Provincial
He aquí el caso típico de crimen pasional, que, por fortuna, hizo crisis hace ya mucho tiempo. Estos casos, cuando se producen, dan la sensación de residuos atávicos de la época romántica.
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Antonio Sanchez Gallego, de dieciocho años de edad, que vive en la calle de Antonio López, numero 33, y Piedad Soler Hernandez, de diecisiete años, con domiclio en la calle de Ballúnez, del barrio de Pablo Jimenez (Carabanchel Bajo), se conocieron hace nueve años, cuando eran unos niños.
Ella vivía entonces en la calle de Antonio López, a donde fue a instalarse con su familia por aquella época Antonio.
Durante algún tiempo Antonio y Piedad fueron simplemente, amigos, y juntos jugaron y cometieron las consiguientes travesuras infantiles.
A los doce años, los niños se sintieron, un poco prematuramente sin duda, personas mayores.
Un día, Antonio dijo a Piedad:
-Soy ya un hombre y tú eres una mujercita muy adorable. ¿Quieres que seamos novios?
Y lo fueron.
Pero Antonio pretendió un día dar un beso a Piedad, y ésta, no solo le rechazó indignada, sino que cortó con el amigo de la infancia toda clase de relaciones.
Piedad cambió de domicilio poco después, y como ausencias causan olvido, diga lo que quiera el tenor de "Marina", Antonio no volvió a acordarse de Piedad.
Pero transcurre el tiempo, pasan los años, y una mañanita de mayo, del mes de mayo último, Antonio y Piedad se encontaron en la calle, recordaron sus antiguas relaciones, rotas apenas iniciadas por el atrevimiento del galán, y como donde hubo fuego siempre queda algún rescoldito, la llama brotó de nuevo y a punto estuvieron de abrasarse en ella.
Antonio era muy celoso y con frecuencia, por esta sola causa, regañaban los mozos; pero al cabo de unos días de apartamiento, volvian a las andadas.
Ahora llevaban una temporadita enfadados y aún parece que entre los novios se había interpuesto otro hombrecito.
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Días pasados Antonio esperó en la carretera de Toledo a Piedad. Sabía que ella había de pasar por allí para llevar el almuerzo a su padre , que trabaja como albañil en una obra de la calle de San Bernardo.
En efecto, a las once y media llegó la muchacha.
-Oye, Piedad -la dijo él- tenemos que hablar largo y tendido.
- ¿Si, eh? - pregunto ella despectivamente.
Y reanudando la interrumpida marcha añadió:
-No te molestes en seguirme,  porque ya no quiero nada contigo.
Antonio siguió tras ella. En vista de que "por este registro" no conseguia nada, procuro atraer a la esquiva "dándole achares".
- ¿Sabes, Piedad -le dijo-, que tienes una prima que está "jamón"?
-¿Si? -respondió la joven, desdeñosa-. Pues celebraré que te arregles con ella.
Y surgió la riña. Y Antonio, como tenía por costumbre, propinó unos cuantos golpes a Piedad.
Un pequeño escándolo, en suma. Intervinieron algunos transeuntes, que afearon, naturalmente, la conducta de Antonio, y cada cual por su lado.
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Pero Antonio no podía vivir sin Piedad.
El hombre supo que el desvio de la muchacha era por culpa de un mozo del mismo barrio.
- Si la quiere -pensá Antonio- le mataré.
Y esta mañana, a las seis, salió de su casa dispuesto a buscar a su rival en amores.
Tomó un té, sin duda para aplacar los nervios un poco, y se fue al encuentro del presunto pretendiente de Piedad.
¿Había sido mal informado? ¿O era que su aspecto fiero intimidó al rival? Lo ignoramos. Lo cierto es que el mozo le aseguró que no tenía relaciones de ningún genero con la moza.
Piedad era libre ¿Por qué, entonces no le quería?
Antonio decidió averiguarlo. Y a las once y media, a la hora que necesariamente había de salir Piedad de su casa para llevar la comida a su padre, le cortó el paso en el llamado puente de los Ladrones.
- Oye Piedad -le dijo- ¿Quieres que reanudemos nuestras relaciones? Yo te juro que no volveré a maltratarte.
-¡No! -respondió la joven- . ¡He dicho que no!...
Entonces Antonio sacó un formón y exclamó furioso:
- ¡O mía, o de nadie!
-Tuya jamás -replicó la muchacha- creyendo, acaso, que trataba unicamente de asustarla.
Pero Antonio la acometió freneticamente y le tiró varios lances.
Luego se dio a la fuga; pero fue detenido por un carabinero llamado Victorio Fernandez Piedra. 
Mientras,  la joven Piedad fue transportada a la Casa de Socorro del puente de Toledo, donde fue asistida por los doctores Casuso y García del Moral. Presentaba varias heridas incisopuntantes situadas: una, en la región superciliar izquierda; otra, en la región mastoidea del mismo lado; otra en la región escapular derecha; varias, en la región toraxica anterior y otra en la región epigástrica. Pronóstico grave. 

Lea detenidamente las siguientes frases y conteste a las preguntas siguientes, si puede:
1. "Un día, Antonio dijo a Piedad:
-Soy ya un hombre y tú eres una mujercita muy adorable. ¿Quieres que seamos novios?"
Pregunta: ¿Cómo consigue el periodista ser tan cursi?, ¿Se puede mejorar?.
2. "una mañanita de mayo, del mes de mayo último"
Pregunta: ¿Por qué utiliza constantemente los diminutivos? ¿Cambiará el tono según avance el relato? ¿Segurá igual de plasta?.
3. El periodista estuvo presente en las conversaciones de los jóvenes. Al menos, eso parece, pues las transcribe todas como si las  hubiese escuchado de primera mano.
Pregunta: Si tanta información tuvo, ¿por qué no impidió el crimen?

Nos encontramos en 1927 en pleno apogeó de la prensa escrita. La fotografía ya ha llegado a la misma, los periódicos han pasado de 4 o 6 hojas a 16 o 20. Hay que dotar los periódicos de contenidos. A última hora las páginas traseras se llenarán como sea.

(77) HERALDO DE MADRID 09-12-1927 pag. 11
Nuevos detalles del crimen de hoy en Carabanchel
La declaración prestada por Antonio no difiere e nada esencial del relato que acabamos de hacer nosotros.
Uno de nuestros reporteros habló brevemente con Antonio. Es un muchacho bajito, delgado y moreno.
Está tranquilo y con gran aplomo declaró:
-Ayer salí de casa armado con el formón, decidido a matarla; pero no la encontré.
Antonio fue ebanista. Después estuvo trabajando en una fábrica de bombillas del paseo de Santa María de la Cabeza y en la Standard Eléctrica. Desde hace algún tiempo estaba cesante.
El sargento comandante del puesto de la Guardia civil del puente de Toledo, D. Gregorio Vizcay; el cabo Fidel Sanchez y los guardias Luis Fuente y Juan Gonzalez, intervinieron en el suceso.
Con el atestado correspondiente Antonio fue puesto a disposición del Juzgado Municipal de Carabanche Bajo.
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Esta tarde hemos visitado a Piedad Soler
Ocupa un catre en la sala quinta del hospital Provincial. El relato que nos ha hecho coincide también con el que, perfectamente informados, han pergeñado nuestros reporteros.
- Nos conocemos Antonio y yo desde niños, y siempre demostró él por mi una gran predilección. Desde el mes de Mayo puede decirse que éramos novios; pero reñimos por culpa de su carácter -es muy celoso-, y yo decidí poner teérmino a nuestras relaciones. Hace unos diez días, en ocasión de que iba a llevar la comida a mi padre, salió a mi encuentro y me propuso que hiciéramos las paces. No le hice caso y me golpeó. Para evitar un serio disgusto oculté a mi padre lo sucedido. Después le dije a una amiga mía que había llegado a aborrecer a Antonio, y parece que ésta muchacha le ha ido con el cuento a él. Esta mañana me salió al encuentro, me cogió de un brazo y me dijo: "Ven conmigo, que tenemos que hablar", y me llevó a empujones a un lado del camino. Yo me negué resueltamente a escucharle. "Déjame -le dije-, que voy a llevar la comida a mi padre y es tarde". El entonces me dijo: "¡O mía, o de nadie!", y me apuñaló. Esto es todo.
La infeliz muchacha ha experimentado una ligera mejoría dentro de la gravedad de su estado.

El segundo periodista que intervino, lo primero que hizo fue cerciorarse de lo que dijo el anterior, para no entrar en contradicción. Sabe que el anterior se inventó lo que quiso y lo primero que hace es ratificarlo por si alguien duda.

Vamos a ver otro relato en que el periodista sino no estuvo de cuerpo presente en las conversaciones entre amantes, estuvo de espíritu, pues lo sabe todo. Bonito drama anovelado. Por cierto, vuelvo a insistir que las infidelidades se daban más en Galicia.

(78) LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA 09-01-1910 pag. 3
LA TABERNERA DE MERA
UN CRIMEN PASIONAL
CORUÑA. (Sábado, mañana) Comunican del pueblo de Mera, próximo a esta capital, que se ha desarrollado allí un dramático suceso.
Trátase de un individuo que ha asesinado a su amante, arrebatado por los celos.
Lo ocurrido a sido lo siguiente:
Hace años residía en Mera un matrimonio que vivía con el dinero que producía una taberna de que era propietario.
El establecimiento no rendía grandes ganancias; así es, que sus dueños vivián menos que medianamente, por lo que el marido un día decidió embarcarse para la Argentina en busca de mejor fortuna.
En Mera quedó la mujer, que durante algún tiempo siguió al frente de la taberna, conservando absoluta fidelidad a su esposo y resignándose al mezquino pasar que le permitía el antiguo negocio de su marido.
Pero un día María Cividanes, pués éste es el nombre de la tabernera, supo que un albañil, llamado Hipólito Alvarez, se había enamorado de ella. El mismo se lo dijo una tarde en la taberana. Aguardó a que se marcharan los parroquianos, y cuando se quedó solo, habló con María y le confesó su amor.
Ella, al principio, rehusó. Se acordó de su marido ausente, del hombre que se marchó animoso y confiado, seguro del cariño de su mujer, y le pareció monstruosa y cobarde la traición. Rechazó al albañil resueltamente, y este se marchó confuso y avergonzado.
Pasaron días, durante los cuales Hipólito volvió al asedio.
La tabernera acabó por oirle, no ya sólo sin enfado, sino complacida, pues acordándose de su marido, ya ausente tanto tiempo, pensaba: "¿Y si no vuelve?" Y se sentía arrastrada por la vehemencia de aquel nuevo amor.
Y acabó por acceder. El albañil pasó a vivir en la taberna, y María, pasados los primeros escrúpulos, pues su conciencia le acusaba de su innoble acción, se entregó por completo a la felicidad de su nuevo cariño.
Y pasaron cuatro años, cuatro años que sirvieron para demostrar a los amantes que el tiempo, ese cruel enemigo de las pasiones, mata todos los entusiasmos y todo lo destruye y todo lo borra.
Vino el hastio, y la tabernera empezó a acordarse de los felices días en que vivía al lado de su marido; la dicha de su amor, plácido y honrado de otro tiempo, más hermosa quizá por ser lejana y pasada, como un sueño que ya no podemos volver a disfrutar, vino con su recuerdo a amargar los días de la taberna. La vida se le hizo insoportable a lado de su amante y decidió romper con él.
Habian transcurrido cuatro años, y el albañil conservaba por María el mismo amor que el primer día. Cuando ella le habló de separación se puso furioso y se negó terminantemente a hablar de aquello.
Pero tanto como él insistió al principio para conseguir el amor de la tabernera, tanto insistió ésta para convencerle de que debía olvidarla.
Todo esto dio origen a que el albañil empezara a sospechar que su amante le era infiel.
No era exacto; pero enloquecido de dolor al ver que María se alejaba más de él cada día, creyó firmemente que era un nuevo amor de la tabernera la causa de aquel desvio, y hasta creyó notar ciertas preferencias de ésta por uno de los obreros que acudían diariamente a beber vino a la tienda.
Ayer, Hipólito se levantó preocupado y como si hubiera adoptado una brusca determinación.
A mediodía se dirigió a un baile, donde creía que estaba bailando su amante con su rival.
Pronto se convenció de su necedad. María no había ido allí; pero su resolución estaba tomada, y aunque ya no hubiera motivo alguno, la hubiera puesto en práctica por encima de todo.
Se dirigió a la taberna, y allí encontro a María.
Esta le vio entrar e hizo un gesto de contrariedad. Esto acabó de desesperar al albañil, que sacó un revólver, y ciego, arrojándose como un lobo sobre su amante, disparó sobre ella a boca de jarro, matándola en el acto.
Cuando el criminal vio a María tendida a lo largo en la tienda, con la cara cubierta de sangre, ya cadaver, volvió tranquilamente el arma hacia él y se suicidó.
Al ruido de las detonaciones acudió mucha gente, que al asomarse a la puerta de la taberna y ver aquel cuadro tristísimo, no se atrevió a entrar hasta que poco después se presentó el Juzgado y recogió los cadáveres.

Final no previsto, amor, suspense, drama, de todo un poco.

La introducción al relato, el estilo narrativo, las frases propias de una época lejana, son multiples los detalles que llaman la atención. Otra muestra:

(79) LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA 23-06-1912 pag. 4
UN BESO TRAGICO
JOVEN APUÑALADA
El reposo de que gozaba el personal de Juzgado de guardia ayer tarde, a primera hora, cuando el carlo y la disgestión convidan, más que a la actividad, a los placeres de la siesta, fue turbado por un aviso telefónico, recibido de la Comisaría del distrito del Hospital, comunicando la comisión de un crimen.
Se trata de un nuevo crimen pasional, de otro individuo ligero de cascos, irascible y despechado que atentó contra la vida de la mujer a quien brindó felicidad y cariño.
El suceso, por sus caracteres particulares, tiene, sin embargo, una nota conmovedora de ternuar y pasión, que le quita en carácter repugnante que ofrecen, por regla general, todas las agresiones que se comenten frecuentemente en Madrid contra las mujeres enamoradas.
Los protagonistas.
Los dos jovenes que figuran como protagonistas en el suceso de ayer son José Santamaria Box, de veintidos años, natural de Madrid, tallista y soltero, y su amante Concepción Marcos Serrano, de diecisiete años, soltera y domiciliada en la Ronda de Valencia, 3.
Ambos jóvenes tuvieron relaciones íntimas de amor, que se interrumpieron hace unos seis meses, cuando vino al mundo, como consecuencia de estos amores, un niña que su madre procuró criar con sólicito cuidado.
Pero entonces las relaciones de José y Concepción se enfriaron. Hubo graves y repetidos disgustos entre los amantes, que iniciaron en ellos el período de desamor.
La joven creyó que el nacimiento del primer vástago determinaría un cambio favorable en el carácter de su amante, y tuvo la esperanza de poderle dominar con el tiempo para continuar viviendo en santa calm, como era su ilusión.
Sin embargo, no fue así, y los amantes, en evitación de mayores discordias, acordaron separarse para vivir independientemente.Concepción se reservó, como es lógico, a su tierna hija, que conservaba además como un medio infalible para atraerse el corazón de padre.
El beso del hijo.
Ayer tarde se encontraron en la Ronda de Valencia José y Concepción, porque ambos viven en aquel punto y en casas muy próximas el uno de la otra.
La joven llevaba en brazos a su hija, como de costumbre.
José, por sentimiento natural de padre, quiso acercarse a su ex amante con objeto de acariciar a su hijo y darle un beso.
Concepción se opuso y trato de alejarse. Pero José la reconvino con su brusquedad de siempre, mortificando con frases duras la acción de la ofendida madre, que negábale el derecho a dar un beso a la pobre criatura.
Esta, durante el diálogo, se agarró al cuello de su padre, pidiéndole un beso. La madre le retiró todavía para impedir la caricia.
Y presa de gran indignación, el José saco entonces un cuchillo y se precipitó violentamente sobre la indefensa joven, asestándola tres puñaladas.
Madre e hija cayeron al suelo dando gritos desgarradores.
La gente acudió en su auxilio, y los más decididos se arrojaron sobre el agresor, que todavía conservaba en la mano el cuchillo ensangrentado.
En la Casa de Socorro.
La víctima fue conducida inmediatamente a la Casa de Socorro sucursal de la Inclusa, donde los médicos Sres. Molar, Fernández Catalán y Salas le practicaron la primera cura.
La infeliz Concepción tenía tres heridas, algunas de ellas graves, situadas en la región de dorso lumbar y en la pectoral izquierda.
Después de hecha la cura, y extendida la certificación para el Juzgado, fue trasladado a su domicilio.
El agresor.
José Santamaría no opuso resistencia al ser detenido.
Fue llevado enseguida a la Comisaría del distrito del Hospital, en donde manifestó los motivos que había tenido para proceder de aquella manera.
Inmediatamente fue llevado al Juzgado de guardia.

Ya hemos visto en otro capítulo que La France, c'est La France. Un crimen siempre tiene otro aire, un glamour,  y el narrador también.


(80) EL IMPARCIAL 01-05-1885 pag. 1
UN DRAMA POR CELOS
La muerte de un cliclista
El fin trágico del velocipedista francés Paul Medinger ha causado honda emoción en el mundo ciclista. El telégrafo nos dio cuenta del suceso, y los periódicos han traido ayer amplias noticias y curiosos antecedentes de este crimen pasional.
Medinger ha sido durante algunos años uno de los corredores más famosos de Francia, llegando a ganar el gran título de campeón.
Para los ciclistas tiene su muerte una triste coincidencia y es que el anterior campeón, el no menos celebre Cassignard, también tuvo un fin trágico.
Cassignard era también muy aficionado al sport hípico y solía pasear frecuentemente a caballo. Un día, paseando por la Avenida de la grand Armee, se espantó el potro que montaba y arrojó al suelo a jinete produciéndole heridas tan graves que a consecuencia de ellas falleció.
El caso de Medinger es muy distinto y ha sido producido por los celos de su mujer.
Es curioso el origen de aquellas relaciones que llegaron a unir por el matrimonio a la bella Elsa Weber y el célebre velocipedista.
Mlle. Elsa Weber, natura de Zurich, paseaba un día en una victoria cuando súbitamente se desbocó el caballo. Medinger, que iba muy cerca montado en un biciclo (entonces no había bicicletas) aceleró la marcha, alcanzó al caballo y echando pie a tierra se agarró a las riendas de la bestia y logró sujetarlo, evitando a la joven una desgracia segura. De este hecho nacieron las relaciones que la poco tiempo concluyeron en casamiento.
Fue un matrimonio por amor y los conyuges vivieron felices hasta hace poco que Medinger conoció en Spa a una condesa muy bella y también ciclista.
Las relaciones de Medinger con la condesa, por cierto divorciada de su marido, se hicieron íntimas y de ellas tuvo noticia por un anónimo la mujer de velocipedista. Desde aquel momento no hubo un día de paz en el matrimonio. Mad. Medinger, enamorada de su marido, sufrió una terrible contrariedad y los celos la devoraban.
Muchas veces amenazó con la venganza, llegando a decir a los íntimos de la casa que en cuanto se encontrará a la amante de su marido, la destruiría la cara con vitriolo.
Medinger, apasionado cada día más por la condesa, que lo tenía sugestionado porque según sus amigos, el gran corredor era más débil de corazón que de músculos, desoyó los ruegos de su mujer y hasta la propuso el divorcio como único medio de lograr la paz.
Esta proposición aumentó la ira de Mad. Medinger, pero no habló una palabra. En el día 27, Medinger, después del almuerzo, se acostó vestido según tenía por costumbre, y cuando se hallaba dormido, la mujer acercose cautelosamente y le disparó un tiro que le dejó muerto en el acto. En seguida se mató ella disparándose dos tiros; su cuerpo cayó sobre el de su marido
Tal ha sido el fin de un matrimónio que tuvo su origen en la bicicleta. Y la bicicleta misma ha sido la causa de la catástrofe.
***
Medinger tendría ahora unos treinta y cuatro años, y como todos los corredores de velocidad había entrado en el periodo de decadencia que produce la edad.
Siempre fue un corredor de pocas facultades para el tren, pero en su época de florecimiento no tuvo rival en el emballage. El campeonato de triciclos que ganó fue la carrera que le dio más fama.
Ultimamente se había asociado, como todos los velocipedistas notables cuando llegan a la decadencia, al negocio del comercio ciclico.
La fisionomía de Medinger era simpática, y se distinguia notablemente de la de todos los velocipedistas por sus enormes bigotes.

Impresionante. ¿Alguien da más?. Si es preciso aprender a decir velocipedista de un tirón se aprende, después se repite cinco veces. Hay que dar valor al conocimiento y aprovecharlo; que lo tuyo te ha costado.
Cómo hubisese dicho D.Gonzalo, cura, cura de verdad, de mi pueblo, un matrimonito tiene que tener su origen en el amor conyugal, no en la bicicleta.
PD. Yo también fui campeón de triciclo en mi barrio y paso desapercibido por el mundo, incluso en mi propio barrio.

1 comentario:

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